lunes, 27 de septiembre de 2010

Aquí o Allá

Cuando me bautizó mi madre no eligió cualquier nombre. Uno refería a lo nocturno, y el otro a lo matutino. El día y la noche. No sé que estaría pensando.
Cuando era adolescente me sugirió que usara eclipses, como si fueran una especie de símbolo o representación de mí. Creo que fue hasta entonces que entendí un poco de lo que pretendía cuando me nombró.
En esos días me interesaba lo misterioso, la magia, lo oculto, lo paranormal... supongo que por ello decidí que los eclipses eran más que perfectos.
Me tomé muy en serio eso del equilibrio, el punto medio, o la combinación perfecta.

Cuando viajo en camión, elijo los asientos que se encuentran a la altura del punto medio del largo del camión. No porque me gusten o por querer estar en “la mitad” sino porque son los menos probables de sufrir daños en caso de un siniestro.

Nunca he sido muy sociable, más bien me adapto. Nunca pertenezco de lleno a un grupo o a otro. En la escuela siempre convivo con todos; los de un grupito y los del otro, aunque tenga como consecuencia que a veces sin intención me excluyan de sus actividades o de su compañía. Pero me gusta mantener el desapego. Nadie nunca es indispensable.

Soy muy indecisa... o mejor dicho, me toma muchísimo tiempo tomar una decisión. No sólo las decisiones importantes, también las insignificantes, como animarme a hacer una compra compulsiva o abstenerme. Antes de actuar necesito visualizar los motivos, circunstancias, consecuencias, beneficios a corto o largo plazo. No es fácil lograr eso en menos de cinco minutos, y mucho menos cuando hay un bombardeo constante de ideas y distracciones, y encima se tienen periodos de ansiedad y dificultad de concentración.

Me gustan los miércoles.
Los miércoles no sabes si la semana acaba de empezar o ya va a terminar.
Nadie detesta los miércoles, más bien la gente ‘fluye’ y continúa deseando que llegue el viernes. Tristes los jueves que tienen un papel segundón a la sombra del sucesor.
Los miércoles es más barato el cine y los restaurantes.
MIERCOLES es el día que tiene más letras y el más difícil de pronunciar en inglés.

Me gustan los domingos.
Amanezco sin prisas, presiones ni preocupaciones aún si tengo muchas cosas pendientes por realizar. Los domingos son de descanso... porque son domingos.
Los domingos son agridulces; un día apacible sin responsabilidades y la inminente llegada de una nueva semana de actividades y ajetreos.
Los domingos son muy populares. Son como el platillo favorito que comes a cucharaditas porque no quieres que se acabe.

Si pudiera elegir una ciudad mexicana para vivir mi primera opción sería Guadalajara.
Guadalajara tiene impresiones visuales tan bonitas como Guanajuato, sin infestarse de turistas. Puedes conducir un auto sin sentir que te atascarás en el siguiente callejón y sin soportar nefastos e intolerantes automovilistas como los de Monterrey. Puedes caminar por las aceras sin tener que estar al pendiente del camión urbano que vendrá a aplastarte contra la pared. Puedes disfrutar de los eventos culturales sin tener que atravesar la ciudad y tardar una hora en el trayecto para llegar. Con un clima templado, ni muy caliente ni muy frío. Ni muy al norte, ni muy al sur.

Me gusta lo tibio, lo regular, lo cotidiano... lo que no le gusta a nadie. Porque al final de cuentas eso es lo que llena nuestros días, nuestro diario.
La gente se desvive por ser interesante, diferente y sobresalir, intentando elegir todo lo que conforme alguna minoría o pertenecer a algo único y original.
Pero, si todos acaban intentando y buscando lo mismo... ¿no termina eso siendo lo habitual e intrascendente?.

Mejor recibir y transformar. Quizás el problema es la perspectiva.

Cómo saber que lo cotidiano o lo irrelevante es en efecto poca cosa si cuando vivimos hoy pensamos en mañana y queremos el ayer.

martes, 21 de septiembre de 2010

No tan común ni tan corriente.


Cuando escuchamos "sentído común" pensamos que se refiere a lo más lógico, lo que la mayoría cree, lo obvio...

Wikipedia dice:

"El término sentido común describe las creencias o proposiciones que parecen, para la mayoría de la gente, como prudentes, siendo esta prudencia dependiente de unos valores de conciencia compartidos que permiten dar forma a una familia, clan, pueblo y/o nación.

¿Qué pasa cuando descubres que la mayoría de los que te rodean expresan que se sienten inconformes con aspectos que tú ni siquiera notas?

Tomo una clase de fotografía con un maestro muy exigente y digamos que tiene un carácter "especial", pero es cuestión de entender su humor medio oscuro y de notar la perspectiva que tiene sobre las cosas.
Gran parte de la clase es dedicada a "seminarios" en los que se exponen los ejercicios de cada alumno uno por uno y se hacen comentarios y consejos, sobretodo de parte de el profesor.
Creo que en esta materia más que aprender nuevas técnicas o métodos lo que aprendo sesión con sesión es a "ampliar mis horizontes", "abrir mi mente", planear, considerar, dedicar, observar, proyectar... mejorar. La última clase me sentí pequeñita con cada comentario, no sólo en mis fotos, pues me daba cuenta lo cerrada de mi "visión" cuando tomo fotografías.
Algunas quejas de la mayoría de mis compañeros al respecto: ...que él es muy "cuadrado", que no han aprendido nada, que es aburrida la clase, que odian hacer presentaciones en Power Point, que son muchos proyectos (tenemos que hacer un fotoreportaje, imágen de producto y nos acaba de avisar que la portada de un disco), que no les cae bien el profe...

A mí me entusiasma hacer todo eso y me siento muy contenta de tener como asesor a alguien con tanta experiencia, conocimientos y capacidad de observación tan aguda. Además me cae muy bien.

Es menor el porcentaje de personas con I.Q. admirable, es menor el número de personas con abundantes recursos... También dicen que "de lo bueno poco" y lo podemos notar en el cine, la fotografía, música, literatura... 
Ni para qué hablar de la política en donde la democracia cada vez demuestra mejor que la mayoría no siempre elige la mejor opción.

Y ya me desvié muchísimo de la razón que me motivó a escribir sobre esto, y la intención no es demostrar o declarar asegurando que lo que pienso es lo más inteligente y lo mejor o que soy parte de la élite, si no más bien de cuestionar porqué no ser más sensatos, más maduros, objetivos, ser más optimístas... si nos encontramos en la peor de las situaciones aprovecharla y obtener lo mejor posible.

En conclusión las masas son estúpidas... muy estúpidas.

Las creencias o proposiciones que parecen, para la mayoría de la gente, como prudentes, siendo esta prudencia dependiente de unos valores de conciencia compartidos, permiten dar forma a una familia, clan, pueblo y/o nación, pero esta forma no siempre es la mejor o la más conveniente.

El sentido común casi nunca es lo más consciente.   

domingo, 19 de septiembre de 2010

Sangre Fría

Me cuesta trabajo entender que la gente se impresione de la aparente crueldad o frialdad de algunos asesinos; que no conciba la posibilidad de que existan individuos que notan que el valor / importancia que asignamos al papel que desempeñamos como humanos en el planeta es pura fantasía y egolatría.

Tal vez suene descabellado, pero creo que las personas que están más cerca de comprender el significado de 'vivir' son aquellas que aparentemente arrebatan la existencia con mayor facilidad. Los demás seguímos 'tirando pa'l monte'.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Exorcismo

Siempre que pienso en lo que pasó cuando andaba con él me asusto de lo que hice. Y no porque haya hecho cosas terribles, pero siento rarísimo, como si mis recuerdos fueran de alguien más. La mejor manera de explicarlo sería decir que fuí poseída por el espíritu de alguna ex-novia muy transtornada (tal vez no lo fuí tanto, pero fueron actitudes que cualquiera que me conozca podría 'meter las manos al fuego' por mi y decir que NUNCA sería capaz). Quizás eso es lo que me hace sentir peor.

Todavía no puedo explicar porque en aquellos días, cuando imploraba y más deseaba que llegara la claridad a mi, más me enajenaba. Tal vez era necesario que él se llevara esa impresión de mi (por más que me responda que "no fué para tanto") y que yo me sintiera como me siento ahora.

Creo que es el primer día desde que cortamos que no me siento triste y frustrada con la idea de que ya no vamos a llegar a ser algo más que amigos.
He decidido que si "amigos tenemos que ser", entonces seremos los mejores amigos.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Learning to BE



"Y sin embargo, se mueve..." y será toda una experiencia volver a aprenderlo en un lugar diferente.
(¡Gracias Skene!)

domingo, 12 de septiembre de 2010

Seño... pa' no errarle.

Me decían señora a los 13 años, cuando salía a la tienda o a cualquier lado acompañada de mi hermanita (7 años menor que yo), normalmente me dicen señora en el super, en las gasolineras, en las oficinas de luz, agua, gas... y hasta por teléfono.

Por mucho tiempo creí que mi sobrepeso hacía que aumentara mi edad aparente, pero después de bajar casi 30 kilos no creo que sea esa la razón por la que suelen "confundir" mi edad/estado civil.
Por teléfono es más comprensible; tengo la voz algo grave y cuando hablo con desconocidos sin querer soy muy formal, casi solemne.

Tal vez le doy demasiada importancia, pero creo que quedé medio traumada porque alguna vez pensé que ser gordita (jaja con 30 kilos de sobra parecía un manatí) me hacía parecer señora que vende garnachas en el puestito de la esquina.
Ayer fuí con mi hermana al IFE, y uno de los amables encargados me dijo: "falta su hija ¿verdad?" refiriéndose a mi hermana. No entiendo. Empiezo a creer que padezco de una enfermedad mental y la imágen que veo en el espejo es una alteración de mi cerebro. Mi hermana tiene 18 (y parece de más), y cuando muy jóven podría haberla tenido a los 16... ¡34! ¿Neta parezco señora? 
Voy a empezar a escribir al programa "10 Años Menos".

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Videoclip Urbano

Retrovisor Bocho, originalmente cargada por eNtRe_SuEñOs.

"Por eso tres millones de automovilistas preferimos subir al coche, arriesgarnos a los embotellamientos y ver si podemos encontrar en él un refugio momentáneo. Ni bien entro al Periférico, el tránsito parece ajustarse a las cuerdas del concierto de Telemann que me acompaña, los Dodge y Chevrolet que cambian de carril para rebasarme son la irrupción de las trompetas y los saxos, el Mercedes que ahora nos pasa a todos entra como un oboe, suave, casi imperceptible. Justo cuando comienza el segundo movimiento, siempre adagio o andante en los barrocos, el tránsito se hace más lento porque nos acercamos al trébol donde se suman los que llegan del Viaducto. Es un movimiento de muchos cambios, de tercera a segunda, de las cuerdas al piano, a las cuerdas, mientras los coches se van deteniendo y el tránsito somnoliento impide llegar, juntos, al allegro final."

"Consumidores y Ciudadanos"
Néstor García Canclini